El sindicato participará en diez grupos de trabajo, pero adoptará las decisiones para la tercera fase en función de lo que ocurra en el denominado Colaboración Público Privada y Régimen de Convenios.
La Mesa de Salud ha entrado en su tercera fase. LAB ha realizado una comparecencia para explicar su posición y participación. La coordinadora general, Garbiñe Aranburu, ha señalado que esta tercera fase, la última, será decisiva. Son muchas las medidas a adoptar para reforzar Osakidetza, ampliar y mejorar el servicio que presta. Pero hay una que a juicio de LAB va a condicionar todo lo demás: si se apuesta por el sistema sanitario público o si, con el disfraz de la colaboración público privada, se mantiene el modelo privatizador. Es el momento de decidir el modelo.
La situación de Osakidetza ha generado preocupación en la sociedad. Han sido numerosas las huelgas y movilizaciones; los sindicatos, personas usuarias y agentes sociales que hemos salido a la calle hemos reclamado cambios radicales en las políticas que han supuesto el debilitamiento de Osakidetza, hemos hablado de la necesidad de transformación.
Transformación ha sido la palabra que ha utilizado el propio lehendakari Pradales, pero no hay transformación si se mantienen las decisiones políticas de hasta ahora. El fortalecimiento del sistema sanitario público pasa por poner fin a las políticas de privatización y concertación.
Si analizamos la denominación, composición y evolución de la Mesa de Salud no parece que ésta sea la prioridad del Gobierno. LAB consiguió mejorar el diagnóstico inicial. En lugar de hablar de sistema sanitario, hemos conseguido que se hable de sistema sanitario público. También hemos conseguido incorporar otras muchas mejoras. Sin embargo, esas mejoras no fueron suficientes para dar por bueno el diagnóstico y dimos un voto particular en contra, algo que el gobierno ha querido ocultar.
La fase de Bases y Principios, la segunda, se cerró sin consenso. Desde LAB manifestamos nuestro desacuerdo con la totalidad, ya que a nuestro entender, el documento no quería abordar la exclusividad, una medida imprescindible para reforzar el sistema, ni la necesidad de ofrecer el servicio sanitario desde la titularidad pública con recursos públicos y propios. Y para que el gobierno no ocultara deliberadamente nuestra posición, no participamos en la reunión de la mesa en la que se cerró el documento de la segunda fase.
Para definir las estrategias de la tercera fase, se presentaron varios grupos de trabajo, pero no había espacios para hablar del modelo privatizador. Finalmente, gracias a la presión ejercida por LAB, se ha creado un nuevo grupo de trabajo no previsto, denominado Colaboración Pública Privada y Régimen de Convenios. Por otro lado, también se ha creado un grupo de trabajo sobre los derechos lingüísticos de pacientes y profesionales, temas muy importantes para LAB.
Consecuencias de la privatización
Las políticas de privatización han provocado el declive de Osakidetza. Lo público se va vaciando de contenido y funciones, para ello se recurre a una privatización silenciosa, gota a gota. Las políticas de privatización han provocado que las plantillas no se dimensionen, no se estabilicen y se deterioren las condiciones laborales; que la atención primaria esté en situación de colapso; que no haya recursos suficientes para atender el problema de la salud mental; que se externalice la cartera de servicios y muchas otras atenciones sanitarias; que haya listas de espera interminables; que se devalúe el sistema sanitario público, etc.
Hay que poner fin a la privatización y elaborar un plan integral de publificación para ofrecer el servicio con recursos propios y públicos. Al igual que con el servicio de ambulancias, son varios los servicios que se han privatizado, concertado y externalizado en las últimas décadas, tanto médicos laborales (resonancias, intervenciones, trabajos de laboratorio…) como estructurales (lavandería, mantenimiento, limpieza, servicio de cocina…)
Todo ello ha dañado la imagen y el servicio de Osakidetza. El hecho de que lo público no funcione como debería, ha hecho que lo privado se convierta en necesario. Esto implica reforzar el sistema sanitario privado y que cada vez más personas tengan seguros privados. Esta tendencia hacia la privatización hace que aumenten las brechas entre la ciudadanía y las clases sociales.
Según los últimos datos que hemos conseguido, de 2021, el 23% de la población de la CAV disponía de seguro médico privado. Hemos analizado la evolución desde 2017 y desde entonces ha experimentado un incremento espectacular, del 15,9%. Estamos convencidas de que ese porcentaje será ahora mayor.
En comparación con otros países europeos, se invierte menos de lo necesario en salud. Además, en lugar de destinar el gasto sanitario público a recursos públicos y propios, los servicios de atención sanitaria que deben ser prestados directamente por la administración se subcontratan mediante conciertos con profesionales y empresas privadas, a los que se destina gran parte del dinero público. En 2023 el 6,1% del gasto sanitario vasco se destinó a cubrir el coste económico de estos conciertos con el sector privado.
Un grupo de trabajo, decisivo
En esta tercera fase, LAB participará en 10 grupos de trabajo. Serán las y los delegados y trabajadores y trabajadoras de Osakidetza quienes en representación de LAB participen en estos grupos de trabajo. Propondremos una serie de medidas en las políticas de personal y en su formación y enseñanza, en reforzar el carácter y el sistema público, en el fortalecimiento de la atención primaria, en la promoción y acción comunitaria de la salud, en la estructuración de la red pública de salud mental, en la euskaldunización de Osakidetza y en la cartera de servicios, a través de la participando en dichos grupos de trabajo. Pero lo decisivo para nosotros y nosotras será lo que suceda y se decida en el denominado Colaboración Pública Privada y Régimen de Convenios. Porque al final esto es lo que va a marcar las decisiones que se van a tomar en otros temas.
En este grupo de trabajo se verá si realmente se quiere transformar Osakidetza, apostar por el sistema público o continuar con políticas que refuercen el sistema sanitario privado. En función de lo que ocurra en ese grupo de trabajo tomaremos decisiones de cara a esta tercera fase. Para nosotros y nosotras, las medidas que se puedan tomar en otros grupos de trabajo, que pueden ser adecuadas, son del todo insuficientes si no se aborda el problema de fondo.
Creemos que es el momento de mantener la presión social por un sistema sanitario público fuerte. Ha sido la presión social la que ha abierto el debate y será la presión social, también de ahora en adelante, el camino para asegurar una Osakidetza mejor.
