Por mucho que el Consejero Alberto Martínez quiere vender que hay consenso en la Mesa de Salud, cada vez es más evidente que hay dos modelos enfrentados sobre el tema más conflictivo: la relación entre lo público y lo privado.
Hoy se ha celebrado la 9ª reunión de la Mesa de Salud, el Gobierno Vasco y el propio Consejero de Sanidad han querido eludir el tema que enfrenta dos modelos y atraviesa el Sistema Público de Salud: la relación entre lo público y lo privado.
El consejero Alberto Martínez ha señalado que hay agentes que tienen miedo al resultado que se pueda sacar de la Mesa de Salud. Sin embargo, lo que no dice es que el partido político que le ha llevado al gobierno, el PNV, y Confebask, son los que quieren cerrar la puerta al carácter público y seguir impulsando políticas de privatización que, tal y como han impuesto en los últimos 30 años, han llevado al declive de Osakidetza. Por ello, son ellos los que tienen miedo a las propuestas, decisiones y planteamientos que otros agentes hacemos en contra de la privatización.
Esta situación, además de en el grupo de trabajo público-privado, se ha producido en el grupo de la cartera de servicios o en el de la atención sociosanitaria. Lo que estamos reivindicado reiteradamente las plataformas populares de personas usuarias que se están movilizando en las calles de forma constante, las plataformas por la salud pública, las y los trabajadores y el conjunto de la sociedad en general, es claro: que hay que tomar decisiones para transformar Osakidetza para hacer frente al declive que sufre el sistema sanitario público y para que las y los ciudadanos de la CAV tengamos el servicio público de salud que nos merecemos y necesitamos. El lehendakari también ha hablado de la necesidad de la transformación, pero no habrá transformación si no se revierten las políticas de privatización. Por ejemplo, estos son algunos de los objetivos que se han acordado en esos grupos de trabajo:
• Priorizar la prestación del servicio sanitario a través de recursos públicos y propios, reduciendo la dependencia del sector privado y situando a la ciudadanía en el centro.
◦ En primer lugar, se deben concretar las prestaciones que deberá prestar directamente Osakidetza, así como las que con carácter ocasional y excepcional deban seguir prestándose a través de la colaboración público-privada, limitándose estas últimas a situaciones justificadas y temporales.
◦ En segundo lugar, limitar la externalización de nuevos servicios a situaciones excepcionales. Estas situaciones deberán ser estudiadas y aprobadas por la Administración, profesionales, colegios profesionales, representantes de las y los trabajadores y representantes de los y las usuarias. El objetivo es que, a medio plazo, sea Osakidetza quien preste los servicios estructurales de forma directa y no el sector privado, así como en prestar servicios con oferta pública equivalente en alguna de las OSIs de Osakidetza.
• Reforzar la cartera de servicios de Osakidetza. Analizar las situaciones de externalización, concertación, subcontratación o las no incluidas, con un diagnóstico, elaborando un plan de publificación con un cronograma de incorporación progresiva.
Desde LAB hemos señalado en más de una ocasión que son dos modelos antagónicos los que están enfrentados. Por un lado, el de los que queremos que, para transformar el sistema sanitario público, se preste el servicio con recursos públicos y propios y reducir la intervención del sector privado y llevar ésta a situaciones de excepción consensuadas; y, por otro lado, los que quieren seguir con la colaboración público-privada e impulsarla; es decir, Confebask, PNV, universidades privadas y otros agentes que verían peligrar su negocio.
No olvidemos que el declive que han provocado las políticas aplicadas en los últimos años en el sistema sanitario público y las preocupaciones y reproches de la ciudadanía llevaron hace un año al actual Gobierno, recién nombrado Pradales, a tener que activar la Mesa de Salud. Aunque nos quieran vender el consenso, lo que tenemos en la mesa es un choque de modelos.