Han pasado veintinueve años desde que un grupo de mujeres* vestidas de gudaris intentó incorporarse en las filas de varias compañías del Alarde de Irun. Su objetivo: participar como mujeres* irundarras en el alarde de su pueblo; poder participar de forma activa en las fiestas.
Aquella acción supuso un paso más en la lucha feminista por los derechos de las mujeres*. Porque hay que decirlo alto y claro: sin la participación libre de las mujeres*, las fiestas no son ni igualitarias, ni libres. Las calles también son de las mujeres*, por eso reivindicamos el derecho pleno de las mujeres* a ser y moverse libremente, tanto en el día a día como en las fiestas.
Durante estos veintinueve años hemos conocido la negación, el conflicto, la violencia, los insultos y la deslegitimación política, y todavía hoy no se ha tomado desde el gobierno municipal ninguna iniciativa que nos encamine hacia una solución. El alarde excluyente, así como los partidos políticos y poderes que lo apoyan, actúan año tras año en contra de la participación normalizada de las mujeres* en el espacio público y político. La falta de intervención es sinónimo de la opresión de las mujeres* y, por tanto, la perpetuación de la opresión de clase. Sin embargo, gracias a las mujeres* que han luchado durante todos estos años, se han generado oportunidades para el cambio.
Hace dos años pudo haber sido esa oportunidad histórica, cuando por primera vez el alcalde recibió al alarde público en la plaza San Juan. También pudo haberlo sido el año pasado, cuando la alcaldesa Laborda hizo lo mismo al llegar el alarde público al ayuntamiento. Sin embargo, su actitud indiferente y las declaraciones realizadas en la prensa dejaron claro que el movimiento feminista sigue siendo hoy
el único y principal símbolo y agente de transformación.
Es evidente, por tanto, la falta de compromiso y voluntad del gobierno municipal para dar solución al conflicto. Desde LAB queremos hacer una petición concreta: es necesario reconstruir el camino para que el ayuntamiento organice el alarde, y al mismo tiempo, dotarlo de los recursos necesarios para que sea feminista.
Desde las instituciones se llenan la boca diciendo que promueven políticas de igualdad, mientras que frente a prácticas tan excluyentes no existe ningún compromiso político para enfrentar esta situación y darle la vuelta.
En estos tiempos convulsos, en los que los avances y las libertades conseguidas parecen estar en riesgo, nuestro más caluroso agradecimiento a quienes luchan y se organizan en favor de un alarde municipal y feminista. No estamos dispuestas a aceptar discriminaciones en el trabajo, en casa, en las calles, en las fiestas, ni tampoco en el alarde.
Gora udal alarde feminista eta bakarra! Gora borroka feminista!

