Hoy hemos tenido conocimiento de dos accidentes laborales mortales, ambos ocurridos el 29 de diciembre, uno en accidente laboral no traumático en el Eroski de Llodio, en el que falleció el transportista autónomo J.D.B, de 58 años, y otro en accidente en misión (in misio), en donde la trabajadora de 59 años de la Mancomunidad de Servicios Sociales y atendía a Andosilla, Azagra, Cárcar y San Adrián. El suceso ocurrió cuando la trabajadora se dirigía a una vivienda de Azagra.
En primer lugar queremos trasladar desde el sindicato LAB nuestra solidaridad y apoyo a familiares, amistades y compañeros y compañeras de las fallecidas.
Otro día negro en la crónica roja de la muerte en el trabajo, dos gotas más que hacen que fácilmente se vuelva a desbordar nuestro vaso, así seguimos perdiendo salud y vida sin apenas hacer ruido, muchas veces hemos denunciado que condiciones laborales precarias (largas jornadas de trabajo, estrés, presiones, carga de trabajo) afectan directamente a nuestra salud. En el caso de la trabajadora social teniendo que utilizar sus propios medios para desplazarse a los domicilios, sin medidas adicionales, etc. Y en el caso de los accidentes laborales no traumáticos (infartos, ictus) se han convertido en la primera causa de los accidentes laborales mortales. Los cuales, como hemos dicho, se producen en condiciones de trabajo concretas, por ejemplo bajo presión y donde el estrés son factores básicos para que se produzcan esos infartos y enfermedades circulatorias.
Tenemos claro que los accidentes de trabajo, traumáticos, no traumáticos y de ida y vuelta no son fruto del azar o de la casualidad, son fruto de las relaciones laborales que se dan, de la precarización, de la normativa laboral y de la subcontratación. Por eso decimos que la mayoría de los accidentes laborales que se producen son perfectamente evitables, y que para ello sólo hace falta voluntad política para poner medidas que garanticen y respeten los derechos laborales, así como la implicación de todas las instituciones públicas y empresas.
Hay que acabar con la precariedad. Hay que acabar con la impunidad de la patronal. Las instituciones no pueden seguir mirando para otro lado, de lo contrario serán cómplices de lo que está ocurriendo.
Desde el sindicato LAB tenemos claro que necesitamos vida y trabajo dignos, tenemos derecho a volver sanos y salvas del trabajo, que el único camino para acabar con esta lacra individual, familiar y de toda la sociedad es la lucha y la organización, que el cambio vendrá de un cambio en las relaciones laborales y en las reglas de juego, tenemos que llevar a cabo un nuevo modelo en el que prime la vida y la salud de las trabajadoras y trabajadores.

