Hoy se ha realizado una comparecencia en Iruñea en la que se ha presentado una declaración en contra de la tortura sexista y por el reconocimiento del dolor y las verdades, a la que LAB se ha adherido.
Iratxe Sorzabal, que fue juzgada en febrero y marzo, resultó absuelta porque se reconocieron las torturas que había sufrido.
Históricamente las mujeres* de la izquierda independentista han sido torturadas como estrategia de control político y patriarcal. La tortura es una manifestación más de la violencia machista contra las mujeres*, y ha sido apoyada durante años por los estados. Esto tiene que ver con el sentido patriarcal de la justicia y queda patente en toda su aplicación: en los procesos, en las detenciones, en las condenas, en los juicios continuos…
Las mujeres* que han sufrido torturas políticas sexuales y su situación deben ser tenidas en cuenta en la lucha por la paz y la justicia. Pues bien, es imprescindible plantear estas cuestiones en el camino por una memoria colectiva y en la construcción de Euskal Herria, desde hoy y mirando al futuro. Porque hacer un ejercicio de memoria es también mirar al presente y al futuro.
Más que nunca, debemos comprometernos a seguir en la lucha por la verdad, la justicia y la reparación. Las consecuencias que nos ha dejado y nos deja la tortura son muy variadas y tenemos que disponer de los medios y condiciones para combatirlas y posibilitar los procesos de recuperación. Politizando estos procesos y entendiéndolos como aportaciones y asuntos políticos.
Seguiremos trabajando por la reparación integral de las mujeres* vascas que han sufrido torturas, exigiendo justicia, memoria, reconocimiento, reparación y garantías de no repetición.

