SALVADOR ALLENDE: "LA HISTORIA NOS JUZGARÁ
El 11 de septiembre de 1973, a las 7:55 de la mañana, desde el Palacio de La Moneda el presidente de la Republica de Chile, Salvador Allende, tomó la palabra en Radio Corporación: “Habla el presidente de la República, Informaciones confirmadas señalan que un sector de la marinería habría aislado Valparaiso y que la ciudad estaría ocupada, lo que significa un levantamiento contra el Gobierno, del Gobierno legitimamente constituido, del Gobierno que está amparado por la ley y la voluntad del ciudadano”.
Las fuerzas armadas, con el general Augusto Pinochet al frente, dieron un golpe de Estado a través de un movimiento rápido y concertado. Los cuadros castrenses tomaron el control de todas las intendencias y gobernaciones del País y cercaron militarmente con vehiculos blindados y unidades de combate el palacio de La Moneda.
Eran las 9:10h de la mañana cuando Allende quiso dirigirse por última vez a las y los trabajadores: “yo no voy a renunciar. Pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. (…) Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.(…) La historia los juzgará. (…) Sigan ustedes sabiendo que más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor”.
Los tanques atacaron La Moneda y los aviones la bombardearon. Cuando los golpistas entraron en el palacio le ofrecieron a Allende la posibilidad de salir del País junto a su familia si presentaba su renuncia al cargo. La respuesta del Presidente fue negativa y decidió resistir. Tras tres largas horas y después de conseguir que los miembros de su guardia personal abandonaran el Palacio el Presidente Allende se suicidó.
Tras el golpe los militares declararon haber “asumido el deber moral que la patria les impone de destruir al gobierno que, aunque inicialmente legítimo, ha caido en ilegitimidad flagrante, asumiendo el poder por el sólo lapso en que las circunstancias lo exijan”. Las primeras consecuencias del levantamiento fueron la suspensión de la constitucion política de 1925, la declaracion del Estado de Sitio y del Toque de queda así como la disolución del Congreso.
El golpe dejó paso a un periodo de sistemáticas violaciones de derechos humanos. Victor Jara, una de las víctimas de este regimen totalitario dejó su testimonio en estos versos escritos durante su detención en el Estadio de Chile: “somos cinco mil – es esta pequeña parte de la ciudad – somos cinco mil –¿cuántos seremos en total – en las ciudades y en todo el País? – Solo aquí – diez mil manos siembran y hacen andar la fabricas – ¡Cuanta humanidad – con hambre, frío, pánico, dolor – presión moral, terror y locura!”. Versos que nadie oyó con su voz ni con su guitarra, porque fue asesinado después de sufrir torturas durante horas. El ensañamiento tanto con Jara como con miles de chilenos fue uno de los signos de la dictadura de Pinochet, que truncó con brutalidad el Gobierno de Allende y los sueños socialistas, dejando un reguero de más de 3.200 muertos y desaparecidos, alrededor de 30.000 torturados y decenas de miles de exiliados.